Cómo funciona el Open Lab
El Open Lab ofrece a los investigadores la estructura y los recursos necesarios para que puedan desarrollar “la investigación de proyectos en fases tempranas de malaria, tuberculosis, chagas y sigelosis”, como nos cuenta su director, Joel Lelievre, ya que “el objetivo del Open Lab es hacer que aquellas ideas que son potencialmente buenas puedan llegar a ser un medicamento”.
El Open Lab está apoyado por la Fundación TCOLF (por sus siglas en inglés: Tres Cantos Open Lab Foundation), dirigida por un grupo independiente de expertos en el campo de las enfermedades infecciosas. Este grupo de expertos decide qué proyectos acceden al Open Lab y provee de la financiación necesaria para sufragar las estancias de los investigadores en GSK (que normalmente son de entre 18 y 24 meses).
En sus primeros años, el Open Lab se focalizó en la investigación de malaria y tuberculosis -los dos pilares de investigación del Centro de I+D de Tres Cantos- y en “tres enfermedades causadas por kinetoplástidos, como son las leishmaniasis, la enfermedad del Chagas y la tripanosomiasis africana”, apunta Lelievre, que además añade que esta última, también conocida como la enfermedad del sueño “se dejó de investigar en el Open Lab relativamente pronto, por la evolución de la investigación global, que avanzó bastante y dejó de considerarse tan necesaria”. Un caso similar ocurrió en 2018 con la leishmaniasis. Sin embargo, en 2015 se empezaron a incluir en al portafolio del Open Lab proyectos focalizados en el desarrollo de nuevas terapias para combatir la sigelosis, una enfermedad bacteriana que afecta al sistema digestivo y que continúa siendo una de las principales causas de mortalidad en países con deficiencias en el tratamiento y purificación de agua. Y es que el Open Lab, como centro de innovación, evoluciona y se adapta a las necesidades.
En esta misma línea, Javier Gamo, director de la Unidad de Malaria del Centro de I+D de Salud Global de Tres Cantos, apunta lo importante que resulta no descuidar la investigación en estas enfermedades ya que, “todavía tienen un gran impacto tanto en número de enfermos como de muertes”. En el caso de la malaria, “no podemos ignorar las prácticamente 500.000 vidas que se pierden al año” siendo los niños y mujeres embarazadas los sectores de población especialmente más amenazados. En el caso de la tuberculosis, concluye que “el desarrollo de resistencias y la existencia patente de tuberculosis multirresistente es uno de los grandes problemas a la hora de planear la erradicación de la enfermedad”
De hecho, en la década de 1980 parecía que la tuberculosis estaba controlada, pero desde entonces ha habido un notable incremento en el número de casos. Por este motivo, en el caso de ambas enfermedades sigue siendo necesaria la investigación para encontrar nuevos tratamientos eficaces y es extraordinariamente beneficioso un espacio como el Open Lab, para “seguir logrando, como en los últimos años, avances muy grandes”, con el fin de erradicar estas enfermedades.
¿Qué es el ‘conocimiento abierto’?
La forma de trabajo que se sigue en el Open Lab está basada en el modelo de ‘conocimiento abierto’ o ‘innovación abierta’, un concepto que nace de una realidad ahora más que nunca evidente en el mundo de la investigación: la colaboración. Como asegura Joel Lelievre: “Somos el marco en el que los científicos del mundo académico y los del mundo industrial pueden colaborar trayendo a ese marco común su experiencia para beneficio del paciente”.
Javier Gamo explica que el concepto de ‘conocimiento abierto’ es precisamente la estrategia fundamental del centro de investigación Centro de I+D de Tres Cantos y se basa en tres pilares que reflejan el carácter de apertura e innovación del centro de investigación: Open Lab, Patent Pool y Open Source. Patent Pool hace referencia a que se ofrece la posibilidad de utilizar sin restricciones la información de nuestras patentes siempre que estas sean utilizadas para investigar enfermedades que afectan a los países en vías de desarrollo. Por su parte, Open Source significa que el centro ofrece a la comunidad científica internacional moléculas con eficacia probada, así como los conocimientos adquiridos en el ámbito de las anteriormente mencionadas enfermedades.
Más de diez años de investigación por la Salud Global
El Open Lab cumplió en 2021 diez años de actividad y, si de algo se siente orgulloso su director, Joel Lelievre, es de “haber roto muchas barreras” porque en sus inicios pocos creían que “la industria farmacéutica abriera sus puertas a que los investigadores externos estuvieran trabajando en sus propias instalaciones”.
A lo largo de estos años se han llevado a cabo investigaciones que no hubieran sido posibles, se han alcanzado metas que no estaban previstas, “el Open Lab ha sido un gran acelerador de las investigaciones en el campo de enfermedades infecciosas endémicas en países con pocos recursos. Es una herramienta de innovación y como tal está en constante revisión, retándonos a los propios investigadores para saber en qué líneas de investigación debe centrarse el Open Lab”, concluye su director.
Más de diez años de actividad que han dejado unas cifras de las que sentirse orgullosos: más de 300 propuestas, 89 proyectos implementados y más de 47 publicaciones en revistas científicas de alto impacto.