Aunque nació en Madrid, desde que vive en Aranda se considera “aspirante a arandina”. Estudió farmacia y posteriormente cursó un máster en industria farmacéutica y un MBA. Sus estudios son un reflejo de sus ganas de permanecer constantemente actualizada como lo es también su trayectoria, ya que ha trabajado en distintos ámbitos del sector de la industria farmacéutica: desde producción hasta áreas más corporativas: calidad, registros, logística, finanzas…
Asegura que el yoga, la meditación y la música han pasado de ser aficiones a convertirse en “necesidades” y afirma que necesita que su día a día tenga banda sonora.
¿Cómo han sido estos más de 30 años de tu trayectoria profesional en el ámbito de la industria farmacéutica?
Empecé a trabajar en farmacia y poco imaginaba que mi profesión me llevaría a aprender tanto de tantas disciplinas, visitar tantos países, conocer a tantas personas ni trabajar con tantos profesionales. Estoy encantada, me parece que es un privilegio poder ayudar a tantas personas a través del trabajo que hacemos.
Tu última etapa laboral la has desarrollado en Estados Unidos. ¿Qué aprendizajes te llevas de la experiencia laboral y personal?
Ha sido una etapa muy intensa en todos los sentidos. El entorno laboral estadounidense es muy competitivo, con un ritmo de trabajo bastante fuerte. La concepción del trabajo es un elemento central en la vida. A nivel personal ha supuesto una adaptación a una forma de vivir distinta, y me ha tocado atravesar la experiencia de estar bastante tiempo viviendo sola, ¡un aprendizaje personal muy potente!
Considero el liderazgo como una función de servicio. Me gusta resolver problemas de una forma sostenible.
Afrontas ahora una nueva etapa de liderazgo en la fábrica de GSK en Aranda de Duero. ¿Cómo es Carolina liderando?
Considero que el liderazgo es una función de servicio. Para mí, el aspecto fundamental que debe tener un líder es catalizar el desarrollo tanto de la organización como de las personas. En mi caso particular, me gusta implicarme en los detalles, pero también me gusta aplicar una visión estratégica y tener esa perspectiva de resolver problemas, pero de una forma sostenible.
Siento mucho orgullo de vestir la camiseta naranja de GSK.
¿Qué es lo que más te ilusiona de tu nuevo rol en GSK?
Me encanta mi nuevo rol, siento mucho orgullo de vestir “la camiseta naranja”. Después de haber pasado por tantas funciones, en GSK tengo la oportunidad de conectarlas todas.
Ahora que ya estás inmersa en la cultura de GSK, ¿con qué pilar de la compañía conectas más?
Conecto y, a la vez, me llena la ‘ambición por los pacientes’. Creo que es un reflejo perfecto del espíritu que tiene GSK y de nuestra misión como compañía. Si nos fijamos en los objetivos para el año 2030 y los 2.500 millones de personas en los que queremos impactar positivamente, es una cifra alucinante.
Para mí es importante que las personas que trabajamos en Aranda estemos cada día más contentas y que tengamos capacidad para desarrollarnos y crecer.
¿Qué crees que aportarás al futuro de la fábrica de GSK en Aranda?
Por un lado, como vengo de otra compañía, creo que puedo aportar perspectivas distintas y otras experiencias. Pero, sobre todo, pasión por lo que hacemos en Aranda y, desde luego, compromiso por seguir creciendo y continuar avanzando hacia adelante.
De hecho llego a una planta ganadora con más de 40 años de experiencia y con un estándar de trabajo muy alto y un reconocimiento importantísimo, así que aspiro a seguir creciendo en esa línea, manteniendo los buenos resultados tanto en la parte de seguridad como calidad como de servicio. Para mí es importante que las personas que trabajamos en Aranda estemos cada día más contentas y que tengamos capacidad para desarrollarnos y crecer.
¡Qué importante es la felicidad!
Mi concepto de la felicidad es muy de andar por casa. Para mí es tomar conciencia de lo extraordinario de las cosas cotidianas como tomar un aperitivo con mis hijos y con mi marido, tener una charla con mis padres, quedar con amigos y echarnos unas risas (y un buen Ribera)… ¡Pequeñas cosas que hacen que la vida sea tan bonita!
¿Un sueño por cumplir que sumaría puntos a esa “felicidad”?
A corto plazo, deseo ir a Nueva York con mi madre y mi hija. Teníamos esa idea, pero tuvimos que posponerlo.
Más a largo plazo, me proyecto en unos años paseando por la playa con Fernando, mi marido, echando la vista atrás y sintiendo que hemos dejado un mundo un poquito mejor.