Ciencia, tecnología y talento: la IA aplicada a la salud

En los últimos años el sector farmacéutico ha integrado en sus procesos nuevas tecnologías, incorporándolas en procesos vinculados a la prevención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento de enfermedades.

La implementación del Big Data, la Inteligencia Artificial (IA) y el aprendizaje automático están comenzando a jugar roles fundamentales en el ámbito de la salud, logrando transformaciones significativas, tanto en el diagnóstico como en el tratamiento de enfermedades. GSK no se ha quedado atrás en esta carrera y ha integrado desde el primer momento la tecnología en su actividad. Un claro ejemplo de cómo lo están haciendo en  su centro de producción de Aranda de Duero, donde gracias a estos avances se está consiguiendo mejorar no solo la eficiencia sino también la seguridad laboral.

Según un informe de la consultora global McKinsey & Company sobre el futuro de la industria biofarmacéutica, las instalaciones que integran una variedad de tecnología digital y análisis avanzados experimentan un aumento de entre el 25 y el 40 % en la capacidad de la planta de producción y una reducción del 15 al 20 % en los plazos de entrega. Estos cambios y progresos se han hecho realidad gracias a décadas de trabajo de ingeniería para lograr fábricas más inteligentes que logren que los medicamentos y las vacunas lleguen más rápido hasta los pacientes siguiendo los estrictos procesos establecidos para ello.

IA y seguridad

La planta de producción de GSK en Aranda de Duero tiene un papel estratégico dentro de la estructura global de GSK, posicionándose como un centro neurálgico para la fabricación de algunos de los medicamentos más innovadores de la compañía. Integrar la tecnología en su actividad permite también aumentar su seguridad.

En esta línea, esta planta de producción ha introducido un novedoso sistema procesador de imágenes basado en IA que, a través de un sistema de cámaras de seguridad avanzadas, tiene la capacidad de detectar comportamientos de riesgo y prevenir accidentes en tiempo real.

Tanto es así que, al identificar una situación potencialmente peligrosa, el sistema emite alertas visuales y avisos sonoros para prevenir incidentes. Este sistema se ha introducido ya en varios puntos de la planta de producción y progresivamente se ampliará el número de dispositivos presentes en la fábrica.

Tecnología integrada en la actividad

En la planta de GSK en Aranda han integrado la tecnología en su actividad diaria a través de numerosos proyectos innovadores:

  • Cobots, que son robots colaborativos que sirven para automatizar procesos industriales, ya sean procesos repetitivos, manuales o que pudieran poner en peligro a los trabajadores. En el caso de Aranda, los cobots forman parte de la práctica totalidad de las líneas de producción, incorporándose en una de las últimas etapas de empaquetado y paletización de los estuches. Esta innovación supone una aceleración en el proceso de fabricación de un medicamento, ya que consigue aumentar la productividad en tareas repetitivas y físicamente exigentes, minimizando los errores humanos y ofreciendo una mayor flexibilidad para adaptarse a los cambios en la producción.
  • Equipos de Alta Contención, utilizados en la etapa de fabricación de comprimidos que permiten emplear ingredientes activos muy potentes en este proceso ofreciendo la máxima seguridad y protegiendo tanto a las personas como al entorno. En la fábrica de Aranda esta nueva tecnología se emplea en uno de los productos más innovadores de la compañía.
  • Blockchain, una tecnología que permite digitalizar procesos manuales incorporando una capa de seguridad que garantiza de una manera robusta, eficaz y transparente para el usuario la veracidad y autenticidad de los datos de fabricación y suministro del fármaco.
  • Ciencia de datos, a través de cuya aplicación los equipos son capaces de definir tendencias, prever situaciones, adelantarse al resultado y optimizar los procesos eliminando el desperdicio y maximizando la producción. Una aplicación real de la mejora continua en un proceso industrial innovador. Un ejemplo de lo beneficioso que resulta el uso de la ciencia de datos en la producción de fármacos es el Golden Batch, una herramienta que emplea aprendizaje automático para optimizar la etapa de compresión dentro del proceso de fabricación de un comprimido. De esta manera, conseguimos reducir el tiempo del ciclo de fabricación y disminuir el desperdicio manteniendo la calidad del producto.
  • Vehículos autoguiados, que facilitan el suministro de materiales dentro de la planta de producción, desde el almacén hasta las líneas de producción. La fábrica de Aranda ha sido pionera en la introducción de este tipo de vehículos para la optimización del flujo de materiales. Estos dispositivos automatizados están diseñados para operar sin intervención humana en entornos industriales y desde 2005 su uso de manera regular en el entorno de fábrica ha ofrecido una serie de beneficios significativos, entre los que destaca el aumento de la eficiencia en el transporte de materiales desde el almacén hasta las líneas productivas, así como un aumento de la seguridad.

¿Cómo aplicar la IA a la salud?

“La belleza de que la ciencia, la tecnología y las personas con talento trabajen juntas para desarrollar y distribuir tratamientos a gran escala que logren un impacto transformador en la vida de las personas”

Regis Simard, head of global supply chain de GSK

En la aplicación de la IA a la salud no podemos prescindir del papel de las personas. La clave para GSK está en poner la responsabilidad humana en el centro de la tecnología y reconocer que un algoritmo o sistema de IA no puede reemplazar al criterio humano, sino complementarlo.

Tal y como se explica en el artículo ‘AI has already transformed medical innovation. Let’s not let fears of technology stop us from realising its incredible potential’, las herramientas deben diseñarse, implementarse y utilizarse con buenas intenciones y la mejor manera de lograrlo es incorporar valores y prácticas seguras y éticas en cada etapa del desarrollo. Para Regis Simard, head of global supply chain de GSK, “la belleza de que la ciencia, la tecnología y las personas con talento trabajen juntas es poder desarrollar y distribuir tratamientos a gran escala que logren un impacto transformador en la vida de las personas”.