Se trata de una patología muy frecuente que en España afecta a un 11,8% de la población de entre 40 y 80 años, y algunas de ellas ni siquiera son conscientes de su patología, siendo el diagnóstico precoz uno de los principales retos a los que se enfrenta. En la actualidad, existe un infradiagnóstico de la patología de un 74,7% en España y la epoc es la cuarta causa específica de mortalidad en nuestro país, por delante del cáncer de pulmón. Actualmente, según datos de la Organización Mundial de la Salud, la epoc es ya la tercera causa de muerte en el mundo.
La historia de la epoc se remonta a 1679, cuando aparecen las primeras referencias por parte de Theophile Bonet de “pulmones voluminosos”. Casi 100 años más tarde, en 1769, Giovanni Battista Morgagni describió 19 casos de pulmones hinchados y, en 1789, Matthew Baillie realizaba las primeras ilustraciones de pulmón enfisematoso. Sin embargo, los indicios de comprensión clínica de esta enfermedad no llegarían hasta 1814, cuando Charles Badham describió la bronquitis y bronquitis crónica como trastornos discapacitantes.
La historia de la epoc se remonta a 1679, cuando aparecen las primeras referencias por parte de Theophile Bonet de “pulmones voluminosos”
Pero el gran salto llegó con la creación del estetoscopio (o fonendoscopio) de la mano del patólogo René Laënec y del espirómetro (instrumento que mide y registra los volúmenes de aire inspirado y espirado y la capacidad pulmonar) por John Hutchinson. Estos dos instrumentos fueron una revolución en el diagnóstico de la epoc, especialmente el espirómetro, que supuso un antes y un después en la evaluación de la función pulmonar. Su inventor, Hutchinson, era un médico británico con interés por la ingeniería mecánica que, además de crear el primer espirómetro neumático en 1844, introdujo dos conceptos de gran relevancia en este campo: la necesidad de contar con valores normales de volúmenes pulmonares para poder diagnosticar alteraciones y la detección precoz de esta patología respiratoria a través de la espirometría.
¿Te ahoga la epoc?
Existen numerosos mitos y falsos tópicos sobre la epoc y, aunque actualmente no existe una cura para esta enfermedad, es posible controlar sus síntomas con un tratamiento adecuado y el apoyo necesario.
Algunas pautas que pueden contribuir a reducir los efectos de esta enfermedad son:
1: No fumar
Las personas fumadoras tienen más riesgo de desarrollar epoc a lo largo de su vida, aproximadamente el 40-50% de los fumadores. Por eso, dejar de fumar es el mejor tratamiento y la decisión más importante que se debe tomar.
2: Tomar la medicación
Resulta de vital importancia tomar la medicación siguiendo las instrucciones que te ha dado tu médico.
3: Visitar al médico
4: Realizar revisiones periódicas con el médico
Para hacer un seguimiento y acudir si se detecta un empeoramiento de alguno de los síntomas.
5: Hacer ejercicio regularmente
La práctica de ejercicio contribuye a elevar tus niveles de energía, mejorar tu fuerza muscular y reducir tus dificultades para respirar. Eso sí, debes consultar con tu médico cuál es el ejercicio más adecuado para ti.
6: Cuidar tu alimentación
Es muy importante llevar una dieta sana y equilibrada, pues la obesidad limita la capacidad de realizar ejercicio. La dieta mediterránea es una gran aliada.
7: Protegerte del ambiente que respiras
La exposición a la contaminación, el humo del tabaco u otros productos químicos, contribuyen a empeorar los síntomas de la epoc.
En GSK están comprometidos con la investigación de las enfermedades pulmonares para ofrecer soluciones innovadoras que permitan mejorar la calidad de vida de los pacientes. Pero su compromiso va más allá, y es que también dan visibilidad a estas patologías respiratorias.
La finalidad de este contenido es únicamente informativa y no ofrece asesoramiento médico. En caso de duda, por favor, acuda a su médico