También se quiere mejorar la supervivencia de los recién nacidos con la ampliación de las coberturas de vacunación, el desarrollo de formulaciones pediátricas de medicamentos y el aumento de la formación de profesionales sanitarios en esta zona.
Dentro de esta alianza para salvar la vida de un millón de niños en situación de pobreza se desarrolla “Trek for kids”, la iniciativa que reunió a 40 empleados de GSK de todo el mundo para escalar el Monte Kenia.
Entre el 27 de febrero y el 7 de marzo de 2017, los trekkers estuvieron escalando el monte y consiguieron recaudar más de 300.000 euros destinados a Save the Children para combatir la pobreza infantil.
Los aventureros escogidos para participar en ‘Trek for kids’ provenían de 24 países diferentes y consiguieren recaudar un 160% más de lo necesario para comenzar la aventura. Luis Alfonso M., del centro de I+D de GSK España, fue uno de los ‘trekkers’ participantes y considera el proyecto como “una experiencia única que se vive una sola vez en la vida”. Añade: “Se puede colaborar con diferentes ONG, pero no siempre lo harás con compañeros de todo el mundo ni con un equipo tan grande y variado”.
Durante la excursión, los ‘trekkers’ recorrieron 75 kilómetros, escalaron los 4.985 metros del Monte Kenia y pasaron 5 noches a temperaturas bajo cero para conseguir ser embajadores de esta importante alianza. “Dormir en estas condiciones, con tanto frío y mil capas de ropa que te inmovilizan y no te dejan dormir bien fue una de las mayores dificultades”, expone Luis Alfonso. Aun así, le resta importancia al pensar en todo lo que le aportó la experiencia, la cual considera “totalmente positiva”, aunque reconoce que no es amante de la montaña y nunca lo habría hecho por “placer o satisfacción”. Está claro que en este caso, detrás de toda esta movilización, hay una razón de peso.
En un principio, el proyecto puede imponer por la altura de la montaña y la exigencia del recorrido diario, pero Luis Alfonso asegura que “es un recorrido asequible y se hace caminando, nada de alpinismo ni escalada”. De hecho, las dificultades no aparecen hasta los 30-40 últimos metros para llegar al final del recorrido, “justo cuando tienes la máxima motivación porque ves la luz final”, apunta Luis.
Bungoma, una visita muy emotiva
El representante español asegura que una de las partes más emotivas fue cuando al finalizar el viaje fueron a Bungoma, una localidad rural situada al oeste de Kenia. Allí tuvieron la gran oportunidad de conocer de primera mano la valiosa labor de Save the Children en Kenia. “Ves con tus propios ojos dónde va a parar todo lo que has recaudado y que el esfuerzo realizado tiene mucha utilidad. Realmente, para la gente de allí, este esfuerzo se convierte en algo esencial. Algo tan sencillo como que un médico pueda visitar a las chicas embarazadas cada tres meses, ya que en aquella zona no hay hospitales o están muy lejos”, apunta Luis Alfonso.
‘Trek for kids’ es una iniciativa solidaria con valor añadido. Permite luchar contra la pobreza infantil, sentirte partícipe de un grupo multicultural y, lo más importante, asegura Luis Alfonso, “da una gran lección de vida. Recuerdas que hay otro mundo que no tiene nada que ver con el nuestro y te das cuenta de lo necesaria que es nuestra ayuda, por pequeña que sea”, apunta.
La realidad de Kenia
Kenia es un país que debe soportar sequías, alzas en los precios de los alimentos y oleadas de refugiados de Somalia. Como consecuencia de estos y más factores, es casi imposible asegurar una alimentación adecuada para sus niños y, actualmente, el 26 por ciento de su infancia sufre retraso en el crecimiento [PDF: 13.5 MB]. Ha aumentado la malnutrición, y ello facilita la propagación de enfermedades que van desde el sarampión a la polio. La falta de concienciación, de higiene, de infraestructura, de recursos médicos y de personal idóneo contribuye a que el SIDA y otras enfermedades infecciosas se propaguen con rapidez. La terriblemente alta tasa de mortalidad infantil refleja el grave impacto de estas carencias: más del 8% de los niños muere antes de cumplir los cinco años. Una realidad que, gracias a proyectos como ‘Trek for kids, podemos minimizar.