Cuando hablamos de antibióticos, nos referimos a los medicamentos utilizados para prevenir, tratar y curar una infección bacteriana, que se reproduce rápidamente dentro del cuerpo y puede provocar diversas enfermedades. Los antibióticos no funcionan contra los virus, los hongos o los parásitos. Por ejemplo, un resfriado o una gripe están causados por un virus, por lo que los antibióticos no actúan en estos casos. Este tipo de medicamentos solo será prescrito cuando la infección sea provocada por una bacteria.
El ABC para entender la RAM
Pero entonces, ¿qué es la RAM? La resistencia a antibióticos es la capacidad de las bacterias y otros microorganismos para sobrevivir al efecto de la medicación, es decir, los antibióticos. Las bacterias capaces de volverse resistentes al tratamiento pueden causar diversas infecciones en los humanos y los animales, y son más difíciles de tratar que las no resistentes. Las bacterias crecen y se multiplican, lo cual puede producir una propagación de la infección, momento en el que otras personas pueden ser infectadas. Consecuentemente, esto provoca que se agrave todavía más el problema.
Así pues, la RAM puede tener una gran repercusión a nivel internacional. Además, también puede producir un aumento del gasto sanitario, una prolongación de la estancia hospitalaria y un incremento de la mortalidad. Por ello, es muy importante ser conscientes del alcance de este problema.
“Si no se toman medidas urgentes, el mundo está abocado a una era post-antibióticos en la que muchas infecciones comunes y lesiones menores volverán a ser potencialmente mortales”, anuncia la OMS. Es necesario que se modifique la forma de prescribir y utilizar los antibióticos y se limite el impacto de la resistencia a antibióticos. Solo así conseguiremos reducir sus efectos.
Tú también puedes limitar el impacto de la RAM
Unos minutos de tu tiempo pueden ser clave para hacer frente a la resistencia a los antibióticos. Pero, ¿cómo podemos prevenir y controlar la propagación de la resistencia de estos medicamentos? Siguiendo estas sencillas recomendaciones:
- Tomar antibióticos sólo cuando nos los haya prescrito un médico. No pedirlos si los profesionales sanitarios dicen que no son necesarios.
- Completar el tratamiento de la infección tal y como nos lo haya indicado el doctor, nunca dejar de tomar los antibióticos hasta finalizar el tratamiento, aunque tu estado haya mejorado.
- No compartir los antibióticos con otras personas.
- Nunca utilizar antibióticos caducados.
- Prevenir las infecciones gracias a sencillos hábitos del día a día: lavarse las manos, preparar los alimentos en condiciones higiénicas y mantener las vacunaciones al día.
GSK quiere concienciar a la sociedad sobre el uso adecuado y responsable de los antibióticos. Para que estos fármacos funcionen, se debería tomar la dosis correcta, en el horario pautado y durante el periodo de tiempo estipulado por el médico. Porque, sin duda, estos medicamentos pueden salvarnos la vida y si todos ponemos un poco de nuestra parte, estamos convencidos que podremos limitar el impacto futuro de la resistencia a los antibióticos.
La finalidad de este contenido es únicamente informativa y no ofrece asesoramiento médico. En caso de duda, por favor, acuda a su médico