Según datos del Banco Mundial y la consultoría Altran, en 2016 España invirtió 1,23% del PIB en Investigación y Desarrollo (I+D). Aunque el compromiso con la investigación científica ha disminuido en tiempo de crisis, nuestro país intenta hacerse un hueco en la lista de grandes potencias que más invierten en I+D y el sector científico sigue trabajando para aumentar la calidad las publicaciones y para desarrollar herramientas y estrategias que mejoren el impacto de sus resultados.
Pero, ¿a qué obstáculos debe hacer frente la comunidad científica? Con el objetivo de identificar las dificultades y discutir sobre otros aspectos de las publicaciones científicas en la actualidad, la Fundación de Ciencias de la Salud (FCS), con la colaboración de GSK, organizó la jornada ‘La publicación científica a debate’. “La Ciencia persigue encontrar la verdad y comunicarla y su finalidad es conseguir el mejor conocimiento y comprensión de la realidad y compartirlo”, insistía Miguel García Guerrero, director de la Fundación General del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El hándicap de la investigación
Aunque, como afirmaba García Guerrero, el objetivo de la ciencia es la difusión de calidad de sus publicaciones, el sector se encuentra con un escenario muy difícil. Durante los últimos años, ha aumentado el fraude, no solo en las publicaciones científicas, sino también en el sistema de revisión por pares de las revistas científicas. Este hecho viene provocado por la presión que reciben científicos y profesionales del sector por publicar, por la inmediatez y por hacerlo en las revistas con más prestigio del mercado. Toda esta situación provoca una disminución de la calidad de las publicaciones.
José M. Mato, patrono de la Fundación de Ciencias de la Salud, considera que se está difuminando el objetivo principal de la publicación científica. Esto es debido a que la presión por publicar ha convertido lo que era un medio -informar sobre el resultado de una investigación- en un fin, ya que la promoción profesional está ligada al número de publicaciones y revistas en donde se publica.
Además, el fomento del acceso abierto -también llamado “open access”- a todos los artículos científicos y la disminución en los costes de publicación ha provocado la proliferación de las llamadas “revistas basura” y ha iniciado el debate sobre la presión que ejercen ciertas editoriales y, en consecuencia, la falta de independencia de organismos financiadores. “Si las evaluaciones de las propuestas de nuevos proyectos de investigación conceden un peso excesivo a las decisiones de los editores, facultan a las revistas a establecer las tendencias para el futuro de la Ciencia y de nuestra sociedad”, explicaba el presidente de la Real Sociedad Española de Química, Jesús Jiménez-Barbero.
En la misma línea, también se debe tener en cuenta que el control de las publicaciones recae en unas pocas editoriales. Según un estudio de la Universidad de Montreal Vincent Lariviére, desde 2006, hay 5 editoriales que controlan más del 50% de las publicaciones científicas: Reed-Elsevier, Taylor & Francis, Wiley-Blackwell, Springer y Sage. Esta es una de las dificultades que se deben ir solventando, junto a la preferencia por determinadas lenguas a la hora de la publicación y el cambio que se produce con la edición electrónica, según indicó la Vicepresidenta Adjunta de Transferencia del Conocimiento de la Agencia Estatal del CSIC, Ana Guerrero.
Un mensaje para las nuevas generaciones de investigadores
Uno de los puntos más importantes es mirar hacia el futuro: las nuevas generaciones de investigadores. Mato recomendó transmitir el mensaje de que el rigor en el desarrollo de estudios científicos, la reproducibilidad de los datos y la robustez del conocimiento obtenido son los 3 pilares fundamentales sobre los que se debe sostener la investigación científica.
Además, la nueva oleada de investigadores deberá afrontar el proceso de digitalización del sector, un campo que todavía está por explorar, y ser la generación que revitalice el sector de la investigación y refuerce la calidad y el rigor de sus publicaciones.