En GSK reciben el verano con las puertas abiertas, pero quieren que disfrutes al máximo de tus vacaciones sin perder de vista tu salud y bienestar. Por eso, han recopilado una serie de consejos que te serán de gran ayuda para gozar del bueno tiempo sin dejar de lado los buenos hábitos.
1. Seguir una alimentación saludable
Las vacaciones y el calor hacen que nuestra dieta cambie, dando lugar a excesos y desequilibrios. Pero el verano también puede ser una buena época para mejorar tu alimentación. ¿La clave? Seguir un patrón de dieta mediterránea. Como en todo el año, durante el periodo estival también debemos consumir frutas frescas, verduras, hortalizas, legumbres, cereales integrales, frutos secos y moderar el consumo de carnes rojas y procesadas sustituyéndolas por pescados y huevos.
Además, con el calor apetece comer más ligero, y gracias a la gran variedad de alimentos de temporada, como las uvas, los tomates, las lechugas, el melón o la sandía, podemos preparar unos platos muy vistosos, sanos y apetecibles: gazpacho, salmorejo, melón con jamón, ensaladas con frutas, verduras y hortalizas, etc. Además, si nos aseguramos de que en casa tenemos una despensa llena de alimentos saludables, siempre nos será más fácil optar por opciones sanas.
También es esencial consumir alimentos con propiedades antioxidantes como, por ejemplo, el pescado azul o los vegetales de colores, para mantener la piel en buen estado ante el impacto de los rayos solares.
2. La hidratación es fundamental
Durante esta época del año, estamos particularmente expuestos a los riesgos de la deshidratación y golpes de calor, sobre todo cuando las temperaturas son muy elevadas. Por ello, debemos prestar más atención a la hidratación e incrementar la ingesta de líquidos para recuperar las pérdidas de agua del organismo. Sin embargo, es necesario no abusar de las bebidas con cafeína, de los refrescos azucarados ni del alcohol, ya que este último favorece la deshidratación. ¿La mejor opción? El agua, por ser refrescante y ayudar a combatir la sed.
Según la EFSA, se deben ingerir entre 2 y 2,5 litros de agua al día para mantener una correcta hidratación. Nuestro organismo no solo se hidrata a través del líquido que ingerimos, sino que también lo hace por medio de los alimentos que comemos. Así, por ejemplo, las frutas y las verduras contienen un 90-95% de agua, los yogures un 85%, los pescados un 70-80% y los huevos un 75%.
3. No dejar de lado el ejercicio físico
Si eres de los que una vez llega el verano deja de lado el gimnasio, estás equivocado. Es importante no caer en el sedentarismo durante las vacaciones, ya que mantener una rutina deportiva repercute positivamente en las articulaciones, los músculos y el sistema cardiorrespiratorio.
Aun así, cuando combinamos la actividad física con el ambiente caluroso, estamos expuestos a ciertos riesgos, como la deshidratación, la hipertermia por esfuerzo, el golpe de calor por esfuerzo o las quemaduras solares. Para prevenir estos problemas, es importante limitar el ejercicio intenso a las horas menos calurosas del día, conocer los signos y síntomas de un golpe de calor, utilizar crema solar protectora de alto factor cuando se practique deporte al aire libre y llevar siempre líquidos para mantenerse hidratado durante el entrenamiento.
No obstante, también se puede optar por realizar actividad física moderada a través de acciones cotidianas: subir las escaleras en vez de coger el ascensor, sacar a pasear a la mascota, ir de paseo o visitar monumentos a pie.
Y es que, al fin y al cabo, el verano puede ser nuestro aliado, ya que el aumento del tiempo libre nos permite prestar más atención a nuestra salud. ¡Felices vacaciones!
La finalidad de este contenido es únicamente informativa y no ofrece asesoramiento médico. En caso de duda, por favor, acuda a su médico