Más allá de las alergias: las enfermedades eosinofílicas
Todo el mundo tiene eosinófilos en su cuerpo. La gran mayoría de la población cuenta con una cantidad normal de eosinófilos y, por lo tanto, un sistema inmune apropiado, pero también hay personas que presentan un mayor porcentaje de eosinófilos sin una causa conocida. Es el primer paso hacia lo que conocemos como enfermedad eosinofílica. Y es que recuentos elevados de eosinófilos en el torrente sanguíneo, el sistema digestivo, los tejidos u órganos pueden provocar problemas de salud. El punto principal es el lugar en el que se encuentran y es que una elevada cantidad de eosinófilos puede dar pie a enfermedades inflamatorias tipo 2 (caracterizadas por provocar un tipo de respuesta hiperactiva del sistema inmunitario) que pueden afectar la zona en la que se encuentran3.
Algunas de estas enfermedades son el asma o la rinosinusitis crónica con pólipos nasales (RSCcPN). El asma eosinofílica es una enfermedad crónica que afecta a los pulmones, provocando inflamación y, como consecuencia, estrechando las vías respiratorias y dificultando la entrada de aire en ellas3. Una de sus principales comorbilidades puede ser la rinosinusitis crónica con RSCcPN, que generalmente comparte un perfil de inflamación común con el asma. Su característica principal -que da nombre a la afectación- es la aparición de pólipos nasales, lesiones benignas que aparecen en la mucosa nasosinusal y que impiden un tránsito correcto del aire, provocando una obstrucción nasal persistente.
Otros de los síntomas presentes en la poliposis nasosinusal son la alteración del olfato (anosmia), una presencia de mayor mucosidad, dificultad para respirar, para dormir y cefaleas. Aunque la sintomatología es clara, especialistas sanitarios aseguran que la cooperación multidisciplinar entre los departamentos de otorrinolaringología con neumología y alergología a la hora de diagnosticar e iniciar el tratamiento es clave.
Además, existen otras enfermedades eosinofílicas como la tradicionalmente conocida como “síndrome de Churg- Strauss” o granulomatosis eosinofílica con poliangeítis (GEPA). Se trata de una enfermedad crónica que se manifiesta a través de la inflamación en la vía respiratoria tanto inferior como superior y en las paredes de los vasos sanguíneos (vasculitis) y puede causar daño pulmonar, de los senos paranasales, la piel, el corazón y el tracto gastrointestinal, entre otros órganos.
Otra enfermedad eosinofílica es el síndrome hipereosinofílico (SHE), un trastorno poco frecuente e infradiagnosticado, lo cual hace difícil estimar su prevalencia general. Los pacientes que viven con SHE tienen una sobreproducción persistente y marcada de eosinófilos y pueden presentar niveles de eosinófilos muy por encima de lo normal en personas sin esta patología (superior a 1.500 por microlitro).
Sea cual sea la afectación eosinofílica del paciente, el mejor remedio es una pronta detección por parte del profesional sanitario y un tratamiento adecuado para garantizar un buen manejo de la patología.