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Asma y deporte: una combinación necesaria

Sus síntomas son conocidos internacionalmente por todo el mundo: sensación de ahogo, falta de aire, asfixia… Definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “una enfermedad crónica que se caracteriza por ataques recurrentes de disnea (falta de aire) y sibilancias (pitidos en el pecho)”, el asma es una patología que actualmente afecta a unos 235 millones de personas en todo el mundo. Pero, ¿qué es exactamente el asma?

“Una enfermedad crónica que se caracteriza por ataques recurrentes de disnea (falta de aire) y sibilancias (pitidos en el pecho)”

Se trata de una enfermedad que afecta directamente a las vías respiratorias de los pulmones, haciendo que estas se inflamen y reaccionen ante agentes externos como el polen, el humo, el polvo, etc.

Su diagnóstico, no obstante, no debe suponer una barrera para el normal funcionamiento de la vida cotidiana. Ni tan sólo para la práctica del deporte. El ejemplo más claro es el del exnadador estadounidense Mark Spitz, quién, a pesar de ser asmático, consiguió siete medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, ocupando el cuarto puesto del medallero histórico.

Asma y deporte: compatibilidad 100%

La práctica del deporte y el asma no son incompatibles, sino más bien todo lo contrario: practicar deporte mejora la resistencia respiratoria y mejora la tolerancia a la actividad física, siendo así un aspecto importante para llevar un estilo de vida saludable. “El deporte tiene beneficios para la salud respiratoria en diversos ámbitos, sobre todo en las épocas de crecimiento del niño para aprender a conocer su asma y saber cuándo y cómo tomar la medicación de rescate si es que la necesita” explica el Doctor Franchek Drobnic, especialista en Medicina del Deporte en CAR Sant Cugat.

La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), por su parte, destaca los siguientes beneficios de la actividad física en niños que padecen asma:

  • Mejora el desarrollo general del niño, dado el beneficio psicoemocional e integrador del deporte.

  • Se reducen las crisis asmáticas derivadas del esfuerzo.

  • Disminuye el nerviosismo ocasionado por las crisis.

  • Mejora la condición física y la propia tolerancia: el desarrollo de la musculatura respiratoria permite un incremento de la capacidad pulmonar.

  • Ayuda a mantener un peso saludable: cuando existe sobrepeso las complicaciones se duplican.

Para la farmacéutica española Antonia Mangues y la enfermera María Pilar García, una de las prácticas deportivas más recomendables para quienes sufren de asma es la natación: "Generalmente, nadar es mejor que correr. Efectivamente, la natación es uno de los mejores deportes para los asmáticos, porque no provoca excesiva presión pectoral y se practica en ambiente húmedo".

Asimismo, el deportista y paciente de asma Anxo Viga confiesa que el deporte marcó un antes y un después en su condición de paciente asmático: “A raíz de practicar deporte empecé a mejorar”.

“A raíz de practicar deporte empecé a mejorar”.

Más allá de la actividad física, existen otras prácticas que ayudan notablemente a controlar el asma. Entre ellas, destaca la identificación de los desencadenantes: conocer y evitar los factores que incrementan las crisis asmáticas resulta de gran ayuda (humo, tabaco, polvo…). Seguir las indicaciones diarias del tratamiento, asegurarse de llevar siempre la medicación de rescate y acudir a una revisión anual también se posicionan como prácticas indispensables para mantener el asma bajo control.

 

La finalidad de este contenido es únicamente informativa y no ofrece asesoramiento médico. En caso de duda, por favor, acuda a su médico