Tras tres años organizando el proyecto y gracias a estudios de impacto, “el balance es muy positivo. Los resultados nos indican que aproximadamente el 90% de las alumnas que llevamos están ya matriculándose en grados, optativas e/o itinerarios formativos que las dirigen hacia carreras STEM”, avala Roberto Ranz.
Diseñando ya el futuro del programa, los organizadores prevén cubrir la franja norte y el arco Mediterráneo de España hasta estar presentes en todas las comunidades autónomas del país, todo ello en un periodo de dos años. A nivel internacional, se ha dado el primer salto a Francia, pero el programa quiere ser todavía más ambicioso: “Estamos preparando una plataforma que va a dar soporte al mentoring en formato online para que alumnas de cualquier entorno puedan tener acceso”, apunta Roberto Ranz.
Sin duda, se trata de una iniciativa muy enriquecedora a nivel profesional, pero también social. “Con esta iniciativa espero que las niñas tengan la confianza y la seguridad de que una mujer puede ser una experta en el ámbito STEM, y que pueden influenciar a otras mujeres. Porque cualquiera es perfectamente válida, de hecho nosotras lo somos”, augura Marta Alonso.