Acudió por primera vez al médico porque se ahogaba, también uno de los síntomas principales de la EPOC. “Antes de que me diagnosticaran ninguna enfermedad, no podía casi ni trabajar, me cansaba mucho más de lo normal”, explica. Fue el neumólogo quién le diagnosticó alfa-1 antitripsina y, años más tarde, le detectaron asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), una patología degenerativa y crónica que causa una obstrucción o impedimento del paso adecuado del aire por las vías respiratorias. Esta enfermedad acaba cada año con la vida de 3 millones de ciudadanos afectando a una población total de 384 millones de personas en todo el mundo.
Hace ya 24 años que a Fernando le detectaron la primera enfermedad: “Por aquel entonces fumaba 3 paquetes de tabaco al día; nunca eres consciente de lo que puede pasarte hasta que te pasa”. Según la Organización Mundial de la Salud, la principal causa de la EPOC es la exposición al humo del tabaco y muchas veces se podría evitar abandonando pronto el hábito tabáquico.
Constancia y autosuperación
Actualmente no hay cura para la EPOC; aun así, se puede controlar con un tratamiento adecuado y el apoyo necesario. Un caso ejemplar ha sido el de Fernando: “Hasta los 52 años he podido trabajar con total normalidad. Pensarlo ahora me asombra, ya que al principio era casi imposible porque me ahogaba con el mínimo esfuerzo”.
Fernando explica que lo primero que hizo es dejar de fumar, aunque solo representa un primer paso. “También es muy importante no dejar nunca la medicación. Gracias a ella, he ido aguantando bien y la enfermedad avanza lentamente”. Aun así, está inscrito en un programa de trasplante de pulmón, ya que es posible que lo necesite en un futuro. “Calculo que dentro de dos o tres años, si no empeoro, me harán el trasplante”.