Doctor, empecemos por el principio. ¿Qué es el proyecto ERICO?
El proyecto ERICO, cuyas siglas significan ‘Intervención Precoz en COVID-19’, ha hecho posible que contemos con un documento de consenso realizado entre varios especialistas en la enfermedad provocada por la COVID-19. Lo firman desde médicos de familia a médicos de urgencias, pasando por neumólogos e intensivistas. Su objetivo es poner en valor la importancia y eficacia que tienen los anticuerpos monoclonales como estrategia complementaria a las vacunas cuando se trata de frenar la COVID-19. Incluye desde recomendaciones específicas sobre el perfil de paciente al que se dirigen hasta la eficacia y la seguridad que ofrecen estos tratamientos, pasando por las ventajas que pueden llegar a tener, no solo en términos individuales sino también a nivel colectivo en relación con la salud pública.
Háblenos de alguna de esas recomendaciones.
Yo creo que las principales recomendaciones son aquellas que giran en torno a quién tratar y cómo hacerlo para que el tratamiento sea lo más efectivo posible. Que todos los profesionales involucrados en el proceso conozcan las pautas a seguir es el primer paso para una buena aplicación del tratamiento.
Una cosa son los tratamientos frente a la COVID-19 y otra las vacunas. ¿Son compatibles o complementarios?
Son, sin duda, complementarios. La vacuna tiene un gran impacto en la enfermedad por COVID y la disminución de la gravedad en los pacientes vacunados que sufren infección pero, indudablemente, los tratamientos vienen a complementar el espectro del manejo de la enfermedad y son indispensables para disminuir la gravedad y la mortalidad de la misma.
Uno de estos tratamientos son los anticuerpos monoclonales (mAbs). Ya se han utilizado con anterioridad para tratar enfermedades infecciosas y, gracias a esa experiencia previa, ahora sus aplicaciones se han ampliado y la lucha contra el SARS-CoV-2 cuenta con esta nueva herramienta. ¿Qué son y qué posibilidades ofrecen los anticuerpos monoclonales en el tratamiento de la COVID-19?
Son anticuerpos generados por ingeniería genética. En este caso, se unen a una parte del coronavirus (a la proteína ‘S’) y evitan la unión con el receptor celular impidiendo que el virus entre en la célula y que, por lo tanto, se reproduzca. Son fármacos muy seguros para el paciente que ya se han empleado, anteriormente, en muchas otras enfermedades para frenar la expansión del virus con óptimos resultados.