A pesar de su elevada prevalencia, casi el 60% de mujeres con cáncer de ovario son diagnosticadas en una etapa avanzada, cuando el pronóstico es más complicado. ¿El motivo? El difícil diagnóstico y detección de esta patología.
¿Qué es el cáncer de ovario?
El cáncer de ovario es un tipo de cáncer que generalmente se produce por un crecimiento descontrolado de las células epiteliales que recubren el ovario. A día de hoy, se distinguen tres tipos de cáncer de ovario: epitelial, células germinales y estromal. El carcinoma epitelial es el que representa la mayoría de los cánceres de ovario, ya que representa el 90% de todos los casos.
Según datos de la organización World Ovarian Cancer Day, entre un 15% y un 20% de los casos de cáncer de ovario que se dan en el mundo tienen que ver con el factor genético. Además del historial familiar, entre los factores de riesgo también se encuentran la edad, el hábito de fumar, la esterilidad, haber padecido endometriosis, así como el síndrome de Lynch (un trastorno genético).
Muchas mujeres en fases tempranas de desarrollo del cáncer de ovario no presentan ninguna señal o síntoma y cuando estos aparecen suelen ser similares a los asociados a otras afecciones más comunes y benignas, lo que dificulta el diagnóstico y lo retrasa. Sin embargo, hay una serie de síntomas tempranos que pueden ayudar a que la detección sea más fácil y rápida: dolor abdominal e inflamación, cambios en las deposiciones, dolor pélvico y lumbar o la necesidad frecuente o urgente de orinar. Asimismo, es importante recurrir a la revisión ginecológica anualmente para llevar a cabo exámenes y pruebas comunes como biopsias, análisis de sangre, exámenes físicos y pélvicos, ultrasonidos y otras pruebas de imagen para facilitar el diagnóstico de la patología.
En sus fases iniciales, el cáncer de ovario es altamente curable y, aunque en sus fases intermedias y avanzadas el pronóstico pueda ser más complicado, en la actualidad existen varios tratamientos para hacer frente a la patología: la cirugía para eliminar completamente el tumor, la quimioterapia, la radioterapia y la terapia dirigida
Comprometidos con el bienestar de los pacientes oncológicos, desde GSK cada día trabajamos para desarrollar nuevos medicamentos que nos permitan combatir el cáncer. Por ello, enfocamos nuestra Investigación en múltiples frentes innovadores, como la inmuno-oncología, la terapia celular, la epigenética del cáncer y la letalidad sintética. Y es que, sin duda, la innovación terapéutica juega un papel fundamental en el pronóstico de la patología.