Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la gripe es "una infección vírica que afecta principalmente a la nariz, la garganta, los bronquios y, ocasionalmente, a los pulmones". Teniendo en cuenta sus indicaciones, hay cuatro tipos de gripe estacional: A, B, C y D. Siendo causantes de las epidemias y brotes estacionales más comunes los tipos A -que puede afectar a humanos y a algunas especies animales- y B -que afecta exclusivamente a los humanos.
En el caso de España, de las 2.562 detecciones centinela identificadas desde el inicio de la temporada 2018-2019, el 99,7% fueron virus de la gripe A, 0,2% virus tipo B, y 0,1% virus tipo C.
¿Cómo se propaga y cómo prevenir el virus de la gripe?
El virus de la gripe, también conocida como “influenza”, se transmite de persona a persona por medio de las gotitas de saliva que emitimos al hablar y las secreciones nasales al toser o estornudar. Estas gotitas pueden quedar en las manos o algunas superficies (muebles, pomos, objetos…) y, por ello, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social del Gobierno de España expone las siguientes recomendaciones:
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Lavarse las manos con frecuencia.
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Taparse la boca y la nariz con un pañuelo de papel al estornudar o toser, y justo después tirar el pañuelo usado a la basura.
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Limpiar con mayor frecuencia las superficies de muebles, pomos de las puertas y cualquier otro objeto que haya podido estar en contacto con la saliva o secreciones.
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Evitar los besos y el contacto muy cercano, para no contagiar a otras personas si se está enfermo.
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Llevar una vida saludable: descansar correctamente, tener una alimentación saludable, beber agua, practicar ejercicio, evitar las bebidas alcohólicas y el tabaco.
Asimismo, otra de las medidas de prevención que presentan mayor eficacia es la inmunización, especialmente en los grupos de alto riesgo, algo recomendado por la Organización Mundial de la Salud para evitar la gripe. De acuerdo con el listado que presenta la OMS, las personas que mayor riesgo corren de contraer una gripe estacional grave son: las embarazadas, independientemente de la etapa de gestación; los niños menores de 5 años; las personas mayores de 65 años; las personas con enfermedades crónicas, como VIH/sida, asma, cardiopatías y enfermedades pulmonares y diabetes; y, las personas más expuestas a la gripe, entre las que se encuentran los trabajadores sanitarios.